Todos conocemos la tradición de Halloween. Cada año, la noche del 31 de octubre las calles se llenan de monstruos, zombis, de fantasmas del pasado en búsqueda de historias, de amigos, de diversión y de caramelos. En las ciudades y las casas se apagan las luces para hacer emerger el mundo de las tinieblas, mientras que en un mundo paralelo los jóvenes bailan en esta noche de los horrores.
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Crisantemos, flores que acompañan los sucesos trágicos, gerberas y rosas se convierten en accesorios especiales para Halloween. También pueden servir para decorar la casa y para dar un toque de informalidad y estilo en la vida de las personas y de los “fantasmas”.
Flores amarillas, rojas y blancas pueden utilizarse, por ejemplo, como decoración en la entrada de la casa, o depositarse en el interior de las típicas calabazas de Halloween, como si fueran un jarrón. Y por qué no, en vez de las típicas chocolatinas, podéis ofrecer a los niños que llaman a la puerta un toque de color y de aroma con una flor.
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