Los ficus son una de las plantas más demandadas para tener en casa, oficina o negocio ya que permiten crear una decoración fresca y no requieren de excesivos cuidados por parte de los humanos como es el caso de otras flores y plantas más delicadas.

Si nos acercamos a la floristería más cercana (también los podemos encontrar en tiendas de decoración y grandes superficies comerciales) podremos adquirir esta verdosa planta por unos 10 euros y tan solo nos llevará unos minutos trasplantarla a la maceta que más nos guste.

A diferencia de otras flores y plantas que prefieren estar en el exterior el ficus es una planta que aunque soporta la vida fuera (siempre y cuando ésta no tenga temperaturas demasiado extremas) prefiere estar en el interior de la vivienda recibiendo grandes dosis de luz (sin entrar en contacto directo con los rayos de sol) y olvidándose del calor o el frío que esté azotando el exterior (ahora bien si resulta que nos pasamos todo el día fuera, la casa queda a oscuras muchas horas y el clima de nuestra ciudad es templado podemos dejarla en el balcón en una zona con semisombra y al volver a casa devolverla al interior).

flores

Otro elemento que la diferencia de otras flores y plantas es que sus hojas pueden ser limpiadas y mojadas sin miedo a que se pudran o rompan ya que tienen una estructura más resistente. Ahora bien aunque es una planta que le gusta la humedad y que puede recibir pequeñas dosis diarias de agua hay que tener cuidado con los charcos y estancamientos de agua en el fondo de la maceta, de forma que podemos mojarla diariamente pero regarla solo dos o tres veces máximo a la semana.

El ficus es una planta que suele crecer bastante así que se recomienda que no compremos una maceta demasiado pequeña o en pocos meses la tendremos que cambiar para que las raíces puedan expandirse y por tanto hacer crecer a la planta.

Igual que pasa con la mayoría de flores ,el ficus no se libra de plagas ni enfermedades (pueden llegar incluso a tener tumores en los tallos) así que es recomendable que de vez en cuando echemos un vistazo a sus hojas para evitar que éstas estén sufriendo el ataque de insectos o que en l lugar donde se encuentran pasen demasiado frío (se ponen negras), se encuentran en medio de una corriente (su color se amarillenta) o se ahogan con el exceso de riego (directamente se caen).