El Gancho
El barrio de San Pablo, perteneciente al distrito del casco histórico de Zaragoza, es uno de los más antiguos de la ciudad, remontándose a la época de la conquista de Alfonso I el batallador. El barrio de San Pablo se conoce popularmente como “El Gancho" y el motivo por el cual se le da este nombre tuvo lugar en los años 1118 – 1119. En esa época se realizaba una romería en torno a la ermita de San Pablo, parroquia fundacional del barrio, y, puesto que la vegetación era muy espesa, con plantas y flores por todas partes, se utilizaba una hoz para desbrozar el camino. El símbolo de la hoz, o “gancho" ha permanecido hasta nuestros días como emblema y sobrenombre de este barrio. De hecho, desde el siglo XIV, el gancho encabeza todas las procesiones del Corpus Christi cada año, una celebración donde las flores frescas tienen un papel protagonista.
La antigua ermita donde se celebraban las primeras romerías es hoy la Iglesia de San Pablo, la tercera más importante de Zaragoza, después de la del Pilar y de la Seo. Fue construida en 1259 siguiendo el estilo mudéjar gótico aragonés y posee un campanario que alcanza los 66 metros de altura. Además, es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Un encanto decadente
En la última década este barrio se ha revalorizado y se ha fomentado la cohesión social del vecindario a través de la creación de espacios lúdicos y actividades culturales. Se puede disfrutar de las mejores artes escénicas en el Teatro del Mercado, visitar el Museo del Fuego o asistir al Mercado de las Armas que se celebra periódicamente en el Patio de las Armas y reúne puestos de moda, diseño, coleccionismo, decoración, arte, alimentación, etc.
Este fomento del ocio en la calle y en los espacios públicos da vida al barrio, una zona que, a pesar de la afluencia de gente mantiene un encanto antiguo y un poco decadente. Pasear entre las calles de edificios viejos y fachadas desgastadas es retroceder en el tiempo y caminar por la Zaragoza del pasado. Se trata de un lugar muy romántico para pasear con esa persona que hace que tu corazón se desboque. Si alguna vez la llevas a este barrio, pon una nota aún más mágica a la jornada con el envío de flores a San Pablo, Zaragoza. Recibir un precioso ramo después de un día lleno de romanticismo pondrá el broche de oro a un día de recuerdos inolvidables. ¡Regálale una sonrisa, se lo merece!